Los Mirlos traen la auténtica esencia peruana a Madrid
- Joaquin González
- 29 jul 2024
- 4 Min. de lectura
El concierto de Los Mirlos en la sala Mon Madrid, parte del cartel del Perú Fest, gozó de una excelente acogida, atrayendo un público diverso, donde predominó la presencia de la comunidad peruana madrileña en plena celebración de las Fiestas Patrias de Perú.

Después de diez conciertos por las principales ciudades del continente como París, Ámsterdam, Londres y Berlín, la banda peruana de cumbia psicodélica hizo parada en Madrid el pasado viernes 26 de julio, donde cautivaron a los asistentes con el sonido de la selva amazónica. La diversión y la diversidad entre el público fueron evidentes, reflejando el carácter multicultural de la ciudad de Madrid.
Los Mirlos, liderados por Jorge Rodríguez Grández, son considerados el mayor referente de su género -también denominado surf amazónico-, junto a otras bandas peruanas como Los Destellos o Los Hijos del Sol. Formados en 1973 en la ciudad selvática Moyobamba (San Martín), han publicado más de una treintena de álbumes y sencillos a lo largo de su carrera. Actualmente, el conjunto está compuesto casi en su totalidad por nuevos integrantes, a excepción de Rodríguez Grández y Danny Jhonston, primer guitarra, quienes son los únicos miembros de la formación original. Tras el estreno del documental La Danza de Los Mirlos en 2022, dirigido por Álvaro Luque, la banda ha alcanzado una mayor repercusión a nivel internacional. Este trabajo fílmico relata la emocionante historia de la banda desde sus comienzos, una trayectoria repleta de anécdotas, idas y venidas, que celebró los 50 años en 2023.

De dcha. a izda. Jorge Rodríguez Grández, Danny Jhonston y Jorge Luís Rodríguez Pérez.
El público madrileño pudo sentir en directo el espíritu salvaje de “pura selva” y el éxtasis de la cumbia peruana. Las guitarras reverberadas y psicodélicas bajo los efectos del Wah-Wah, junto a las bases tribales que resonaban de las maracas, bongos y timbales, y los cánticos al amor, la fiesta y la fauna, fueron los elementos que mejor caracterizan el sonido de Los Mirlos. Canciones como La Danza de Los Mirlos, La Anaconda o Traguito de Ayahuasca impregnaron el ambiente de festividad. Además, el conjunto incluyó en su repertorio clásicos de otras formaciones de su época, como Ya Se Ha Muerto Mi Abuelo de Juaneco y su Combo, y Mentirosa de Ráfaga, entre otros.
Las bondades de la interculturalidad
Así mismo, se respiró una atmósfera que transportaba lejos del barrio de Chamberí, donde se celebraba el concierto. Ciudadanos madrileños procedentes desde distintas partes del Perú: Arequipa, Cuzco, La Libertad, Amazonas, Ayacucho, Madre de Dios… Se reunieron para homenajear la independencia de su República con una de las bandas de música amazónica más representativas como anfitriona. A ellos se les sumaron otros madrileños de adopción provenientes de distintas partes de Latinoamérica, junto a españoles como yo, natal de tierras manchegas, que nos unimos al jolgorio. Aunque los españoles éramos minoría, puedo afirmar que disfrutamos al máximo.

Fan de Los Mirlos alzando la bandera de Perú durante el concierto.
En España, la recepción de personas migrantes ha sido una constante desde hace décadas. En la actualidad, residen un total de 1.173.900 personas procedentes de América del Sur, de las cuales 120.000 son de origen peruano, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Un número de migrantes que supera a los habitantes de la región de Extremadura. Estos ciudadanos no solo participan activamente en la vida social, política y económica del país, sino que también han traído consigo un conjunto de costumbres que enriquecen nuestro entorno. Lo que parecía lejano o de “otros mundos” se vuelve accesible, impactando positivamente ámbitos como el gastronómico, musical, intelectual y otras áreas de la vida cotidiana.
Las diferentes barreras y choques que las personas migrantes deben afrontar en su duelo migratorio -como los problemas idiomáticos, económicos, sociales y culturales-, sumados a los tediosos trámites burocráticos que la Ley de Extranjería les impone, hacen que su proceso de adaptación e integración sea un verdadero calvario. Además, las exigencias extendidas entre la población nacional hacia estas comunidades, como el dominio del idioma, exigencias estéticas o conductuales que se ajusten a nuestras tradiciones, pueden producir el efecto contrario. Como consecuencia de estas demandas tan severas, se genera discriminación y exclusión social, condenándolos a vivir al margen de la legalidad cuando no se les ofrece otro espacio en el que desarrollarse.
La convivencia de comunidades migrantes con otras ya asentadas en sociedades de larga tradición, como la española, no implica un riesgo de pérdida de costumbres ni una invasión, como algunos sectores más reaccionarios podrían identificar. Al contrario, dar espacio a la interculturalidad en los países receptores de personas migrantes fomenta una sociedad más diversa, plural y libre, donde prime el respeto y el entendimiento. Afortunadamente, en Madrid, muchas personas y colectivos migrantes conviven sin renunciar a sus valores, creencias y costumbres, contribuyendo con sus saberes y culturas al crecimiento personal y espiritual de las comunidades locales. Un ejemplo de ello son los encuentros diarios de baile latino en Madrid Río, las exitosas fiestas de música latina de Guacamayo Tropical (entidad organizadora del Perú Fest) o la variada oferta de productos alimenticios y gastronomía que ofrece el Mercado de Los Mostenses, ubicado en pleno centro de Madrid. Estos son algunos de los rasgos que deberían de promoverse y dejarse florecer en todos y cada uno de los núcleos urbanos donde haya presencia de comunidades extranjeras.

Mercado de Los Mostenses, Madrid.
Una magnífica muestra de la gran actividad que los colectivos migrantes llevan a cabo en Madrid, es la exhibida en el exterior del Museo Nacional de Antropología hasta el 20 de octubre, titulada Migración y Cultura. Un Madrid en la Frontera de lo Visible. En ella, se detalla un importante listado de organizaciones, sus dedicaciones y contribuciones, así como las campañas solidarias que realizan para sus miembros. Una propuesta que refleja la vitalidad y el buen hacer de estos colectivos.
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